viernes, 4 de octubre de 2019

AUGUSTO LEGUÍA

AUGUSTO LEGUÍA

(Lambayeque, 1863 - Bellavista de Callao, 1932) Político peruano que alcanzó en dos ocasiones la presidencia de la República (1908-1912 y 1919-1930). Cursó estudios primarios en Lambayeque, trasladándose luego a Valparaíso (Chile) para estudiar comercio. A su regreso a Perú, inició su vida profesional en la casa Prevost y Compañía. Al estallar la guerra, en 1879, se incorporó en el Ejército, y combatió en las batallas de San Juan y en la de Miraflores.
Más tarde volvió a su trabajo en la casa Prevost y en la New York Insurance; en representación de esta compañía viajó a Ecuador y Estados Unidos. Finalmente emprendió su propia andadura empresarial, que le permitió, en el curso de unos pocos años, hacerse una posición holgada en lo económico y encumbrada en el ámbito social. Leguía se estrenó en la lid política como miembro del Partido Civil, que en ese momento lideraba Manuel Candamo. Durante el gobierno de éste y el de José Pardo, Leguía fue ministro de Hacienda. En 1907 lanzó su propia candidatura presidencial, contando con el apoyo de parte de su partido.
Augusto B. Leguía llegó a la presidencia de la República en septiembre del año siguiente, y poco después comenzaron los problemas. Los seguidores de Nicolás de Piérola lo tomaron preso en palacio el 29 de mayo de 1909, obligándolo a renunciar tras ser conducido por las calles de Lima hasta el Congreso; pero fue al fin liberado por acción de un pelotón militar. La inestabilidad política, sin embargo, marcaría el resto de su gestión.
En el terreno de la política exterior, Leguía buscó resolver los conflictos con Ecuador, Brasil y Bolivia, y cortó las relaciones diplomáticas con Chile; por otra parte, dio especial importancia al desarrollo de la agricultura y la minería. En 1912 entregó el gobierno a Guillermo Billinghurst; al año siguiente fue desterrado a Panamá.
Cuando en 1919 José Pardo concluía su mandato presidencial, Augusto B. Leguía reapareció en el primer plano de la escena política peruana: lanzó nuevamente su candidatura, con el apoyo del Partido Constitucional y de algunos sectores del civilismo, y ganó las elecciones. No esperó, sin embargo, la transferencia de poder, y en julio de 1919, con el apoyo de los militares encabezados por el coronel Álvarez, dio un golpe de Estado y depuso a Pardo.
Durante este segundo mandato como presidente, Leguía aprovechó el fervor nacionalista despertado por el festejo del centenario de la Independencia y de las batallas de Junín y Ayacucho para emprender la construcción de grandes obras de carácter vial, sanitario, de viviendas y de monumentos conmemorativos. La educación fue asimismo una de las áreas que recibieron un mayor impulso.
En cambio, se le criticó los métodos utilizados para obligar a los nativos a poner su fuerza de trabajo al servicio de las grandes obras emprendidas por su gobierno. Debilitado ya su poder y habiendo perdido casi todo su predicamento en los sectores que lo habían apoyado a lo largo de su gestión, Augusto B. Leguía fue depuesto en agosto de 1930 por el comandante Luis M. Sánchez Cerro, al frente de un movimiento que había estallado en Arequipa.
Reducido a reclusión, Leguía intentó la fuga, pero la nave en la que se había embarcado fue interceptada y obligada a volver al puerto del Callao. Nuevamente prisionero, enfermó de gravedad; murió en el hospital naval de Bellavista el 6 de febrero de 1932

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